En el caso de tener el objetivo de eliminar grasas del
cuerpo, el primer elemento a tener en cuenta es aumentar el gasto metabólico.
La manera más rápida de hacerlo es.......
mediante el trabajo de fuerza, ya que un incremento de la actividad muscular elevando nuestro peso magro en 1,5 Kg “limpios”, provocará un incremento del coste metabólico un 7%, y las necesidades calóricas diarias en un 15%. O sea, tener mayor una masa muscular permite oxidar grasa con mayor facilidad, a parte de permitir secreción de catecolaminas en abundancia, que ayudan entre otras cosas, a aumentar el nivel de inmunología y combatir contra la fatiga.
mediante el trabajo de fuerza, ya que un incremento de la actividad muscular elevando nuestro peso magro en 1,5 Kg “limpios”, provocará un incremento del coste metabólico un 7%, y las necesidades calóricas diarias en un 15%. O sea, tener mayor una masa muscular permite oxidar grasa con mayor facilidad, a parte de permitir secreción de catecolaminas en abundancia, que ayudan entre otras cosas, a aumentar el nivel de inmunología y combatir contra la fatiga.
Pero para conseguir un resultado óptimo, hay que saber en
qué orden organizar las sesiones de entrenamiento, y conseguir antes los
resultados.
En la gráfica, se observa en qué orden temporal se consumen los distintos tipos de
combustible del cuerpo; la idea sería acelerar el proceso por el cual
llegaríamos a la quema de grasas, consumiendo cuanto antes las reservas de PC,
ATP y sobre todo glucógeno. La manera de hacerlo, sería una buena sesión de
musculación, a cierta intensidad, que permitiera ese consumo acelerado, para
luego entrar al trabajo de “cardio”, y que el proceso de oxidación de grasas fuera
inmediato, o casi.
De hecho, si realizamos antes el trabajo aeróbico, y
pretendemos después trabajar con pesos, hay que saber que la fatiga acumulada
previamente por el tipo de trabajo, no es tan sólo a nivel muscular (y a demás
de los depósitos de glucógeno), sino que también ataca a nivel de sistema
nervioso, y eso dificultará la contracción muscular.
Así que si corremos primero, y hacemos la musculación
después, no sólo nos encontraremos muy cansados, y no aguantaremos la sesión de
fuerza, sino que a demás no activaremos el ciclo de oxidación de grasas, ya que el
entrenamiento de fuerza se nutre de la degradación del glucógeno muscular casi
en exclusiva.
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