Este es un tema muy candente en las redes, y aunque hay
estudios desde hace muchos años, también es cierto que está lleno de tópicos y
de “grandes verdades populares” que sería conveniente esclarecer. En general
existe un cierto consenso en torno a los beneficios de una práctica regular de
ejercicio físico de
intensidad y volumen
moderados en embarazadas de bajo riesgo, y práctica deportiva regular previa;
aunque siempre guiadas por un entrenador personal profesional bien formado, que
sepa individualizar los programas a cada caso particular, y un informe médico
previo limpio.
Para empezar, los cambios físicos, hormonales y psíquicos de
las mujeres embarazadas, hacen que los estándares de aptitud física sean
diferentes que en las demás mujeres, e incluso de sí mismas con anterioridad a
él. A demás existe una larga lista de los casos en los que la práctica
deportiva no es recomendable ........
a priori, como un historial de vida sedentario,
hipertensión, problemas coronarios, de tiroides, diabetes, anemias sobrepeso,
etc...
Si la situación es favorable médicamente a la práctica
deportiva guiada por un profesional, los beneficios son los siguientes:
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Mejora del estado cardiovascular descendiendo el
ritmo cardíaco, mejorando la circulación, presión arterial y reduce el riesgo
de aparición de varices; esta mejora de la circulación favorece la hidratación
subcutánea y ayuda a evitar la aparición de estrías,
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Mejora de la condición muscular: favoreciendo el
tono muscular y la corrección postural, y reduciendo los dolores de espalda y
los calambres.
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Evita los aumentos excesivos de peso, reduciendo
la retención de líquidos y la celulitis, y reduciendo los riesgos del embarazo
y el parto, ya que se proporciona una mejor condición física general para
afrontarlos, y regula e incluso a veces hace desaparecer la diabetes
gestacional, llegando incluso a eliminar el uso de insulina.
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Regula el sistema digestivo: disminuyendo las
molestias gástricas y reduciendo los estreñimientos.
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Aumenta el bienestar psicológico: esto no ocurre
sólo en embarazadas, pero la liberación de endorfinas hacen que la práctica
deportiva mejore la visión de la vida ostensiblemente reduciendo el insomnio,
la depresión y la sensación de fatiga, controla la ansiedad a niveles normales,
y libera la tensión.
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Mejora la recuperación del embarazo y el parto
acortando el tiempo de hospitalización posparto, reduce el número de casos de
cesáreas, y recuperación prematura de la forma física y la figura de antes del
parto.
Por tanto, es muy conveniente la práctica de la actividad
física adaptada al embarazo de bajo riesgo, de manera individualizada y guiada
por un profesional, y apadrinada por tu médico.
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